Balas perdidas CDRC (Parte II)
En el mundo de las imprentas, cada letra vale. Por eso, el libro de Ciudad de rotos corazones que llegó a tus manos, es casi 150 páginas más corto que su manuscrito original. Las Balas Perdidas son todos esos fragmentos que se quedaron
Esta escena está situada la noche en la que Martín intenta suicidarse.
Simón se queda con él en el hospital, pero el resto de su familia regresa a casa pues solo permiten a un acompañante en el hospital.
Aquí veremos la reacción de uno de esos personajes que desafortunadamente fueron sacrificados en la edición de la versión final en favor de hacer la historia más corta y sacar las escenas sin las cuales la historia se podía seguir sosteniendo, pero que aún son bellas y tienen un mensaje aún poderoso.
A continuación, verás como vivió Isabella esa noche....
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Simón se queda con Martín esa noche en el hospital.
Sus padres entran a verlo, pero Martín está dormido y Simón les lanza miradas hostiles cuando sugieren despertarlo.
Cuando hablan de irse “a casa”, todos gravitan de manera natural hacia la casa de Simón y Jo.
Nadie habla mientras la pelirroja abre la puerta.
Una de las canciones favoritas de Fito de Martín está sonando a todo volumen. Jo y Pick se miran. Luego miran a JP. Nadie sabe de qué se trata.
JP se adelanta para ver qué pasa.
Isabella está acostada en el piso en medio de la sala. Las lágrimas le caen por la cara. Está mirando al techo, y no da muestras de reconocer a ninguno de ellos.
- ¿Isa? – Pregunta JP cautelosamente
Ella se vuelve y les da la espalda.
Su cuerpo empieza a temblar. Jo y Pick se adelantan corriendo, pero ambas frenan en seco cuando se dan cuenta de que no está llorando.
Se está riendo.
Se miran entre ellas con duda.
JP encuentra la botella de vodka junto al sofá.
Se la ha tomado casi entera.
Todos vuelven a mirarse.
- No me dejan ir a verlo – Dice Isabella con voz de borracha – Y todo está mal. Todo está mal. Solo quería sentirme feliz. Y ahora estoy feliz
Se ríe entre sus lágrimas.
Los psiquiatras les han dicho hasta el cansancio que la depresión no solo aqueja a quien está diagnosticado, sino a toda su familia. Nunca había sido tan claro como ahora.
Simón sabría qué hacer.
Con seguridad, Martín sabría qué hacer.
Pick, que sigue absolutamente deshecha, se vuelve contra el pecho de Jo y llora. JP, que tiene algo más de experiencia en el arte de las hermanas pequeñas, avanza un paso y se acuesta junto a ella.
- ¿Quieres hablar?
- Estoy enamorada de ti – Dice Isabella
JP sonríe.
- A lo mejor dejo a mi chica por ti – Señala él
- ¿Martín se va a morir? – Pregunta ella
- No en este momento. Está fuera de peligro. Pero para serte sincero, está muy triste
- ¿Por qué? Tiene una familia que lo quiere. Y sus cuadros. Y las pintadas. ¡¿Por qué sigue haciendo esto?!
- ¿Te acuerdas cuando íbamos a la finca y el frío hacía que tuvieras tu alergia y no pararas de estornudar?
- Si – Dice ella con una risita borracha
- No podías parar aunque quisieras, porque no puedes controlar tu alergia. Haces lo que puedes y te tomas tu medicina, pero a veces la alergia gana de todos modos – Señala él. Isabella se gira para mirarlo – Es igual para Martín. No está triste porque quiera, ni porque no ame a su familia o las pintadas y a sus cuadros. Está triste porque está enfermo. Porque ustedes los Rivas tienen cerebros raros
- Quiero dejar de tener miedo. No quiero que esto pase otra vez. No quiero que me digan que mi hermanito se va a morir – Solloza ella
Una lágrima rueda por la mejilla de JP.
- Quisiera decirte algo mejor que “lo siento”. Si te sirve de algo, también es mi hermano. También tengo miedo, pero te diré esto. Tenemos al mejor hermano del mundo. Al más talentoso. Cuando hemos estado tristes, él siempre nos ha abrazado. Nadie da mejores abrazos que él. Así que ahora todo lo que podemos hacer es devolvérselos
Isabella lo medita un momento.
Se recarga en el pecho de JP.
- Oye, JP – Murmura la niña
- ¿Sí?
- Estoy borracha
- Me di cuenta – Se ríe él
- ¿Qué hace la gente cuando está borracha? Solo quería ver si es tan divertido como dicen, y si de verdad a uno se le olvida todo
- Te diré esto – Propone JP – En un par de años, te llevaré a emborracharte de nuevo. Te enseñaré a hacerlo bien, porque quieras divertirte y no porque estés triste, ¿vale?
- Bueno
- Sin embargo, y si estás de acuerdo, esta noche solo vamos a beber un café y estar juntos un rato. ¿Te gustaría tomar un café?
- Vale
Así que Jo va a la cocina y prepara una de las bolsas buenas de café que Liv les envió una vez.
Las sirve en sus tacitas que Simón le pintó a mano, que tienen caricaturas de cada uno, y las acompaña con galletas de chocolate de paquete.
JP, bendito sea, encuentra un tema insulso para discutir que hacen que los nervios de Isabella se calmen, y poco después, se duerma.
JP y Jo la acuestan y regresan a la sala.
Hablan de viejas anécdotas de la universidad hasta que sus emociones dejan de estar a flor de piel.
Hasta que, de alguna forma, el amor que comparten unos con otros les da las fuerzas suficientes para enfrentarse a otro día.